A pleno calor, Madrid, agosto, justo unos días antes del Día Internacional del Gato (día 8), una gatita gris de mes y medio maullaba en los alrededores del edificio de Iberdrola. Una compañera la vio al llegar, pero no podía hacerse responsable de ella hasta terminar su jornada, pero yano pudo sacarla de su cabeza durante todo el día.
Dando vueltas a cómo estaría, bajó con la esperanza de encontrarla y dejó en manos del destino que, si aparecía, se la llevaría a casa. Al salir del trabajo, la buscó ansiosa y, escondida bajo los coches, allí estaba, con el rabo necrosado e infectado y desamparada.
Con ayuda de un compañero, metieron a la gatita en una nevera portátil a modo de transportín y fueron directos al veterinario, donde la cortaron el rabo y sanearon. Bautizada con el nombre de Tokio, ahora forma parte de una familia con otros dos perros, con los que juega a diario por el jardín y quienes la aceptaron como una más desde el primer momento. La convivencia entre ambos no solo es posible, sino que se cuidan mutuamente y se incordian constantemente.
También, hace un año, una camada de gatos rondaba a sus anchas por la central de Castellón. Por seguridad de ellos y de todos, llamaron a una protectora para esterilizarlos. Muchos de ellos fueron adoptados por compañeros de nuestra #GenteIberdrola y algunos de ellos siguen en la central con zonas en las que refugiarse.
Tokio y estos gatitos tuvieron la suerte de que alguien se responsabilizase de ellos, les diese un hogar y una familia. Llamar a una protectora, intentar hacer el bien común y cuidar de los animales está en mano de todos. ¡Feliz Día Internacional del Gato!