* Autoras: Virginia Cobeño y Saray Del Brio *
¿Quién iba a imaginar que las culebras y las torres eléctricas iban a tener alguna relación? Siempre hemos centrado nuestras energías y conocimiento en los animales de sangre caliente. Pero la naturaleza cada día nos sorprende, y un día nos topamos con las culebras.
Estos seres no gozan de buen prestigio y en pocas historias o leyendas figuran como aliadas nuestras, más bien como temibles criaturas dignas del primer pecado de la humanidad. Sin embargo, hemos comprobado que, cuanto mayor es el conocimiento sobre estos animales, menor es el temor y rechazo.
Todo comenzó cuando nos dimos cuenta de los numerosos incidentes provocados en la red de distribución en los que estaban involucrados estos animales.
¿Por qué suben? ¿Qué tendrán las torres que tanto gustan? La curiosidad de saber por qué estos reptiles tenían cierta tendencia a subirse a las torretas eléctricas nos motivó a desarrollar un proyecto de investigación en dos etapas junto al departamento de biología animal de la Universidad de Salamanca.
La primera fase se desarrolló en cautividad. Se capturaron ejemplares de culebras, se montaron réplicas de las torretas que servirían para el experimento y, con un sistema de video-vigilancia en la zona de experimentación, no se perdió detalle de la facilidad que tenían de trepar por las estructuras metálicas reaccionando a los distintos estímulos de olor, calor y movimiento con los que los biólogos las seducían. Fue así como conseguimos desarrollar un antiescalo adecuado para evitar su subida y consiguiente electrocución.
Aún quisimos profundizar más en los porqués y pusimos en marcha la segunda fase del proyecto, que consistió en hacer el seguimiento de las serpientes en su propio ecosistema. Esta fase se desarrolló en campo abierto en una zona con fuerte presencia de apoyos de media tensión y con un historial muy relevante de incidencias pasadas.
El paraje elegido estaba en las estribaciones de la serranía del Parque Natural del Dessert de les Palmes en la provincia de Castellón, característico por el olor de sus campos de naranjos separados por antiguos y laboriosos muretes de piedra seca que son, a su vez, lindero para los propietarios y refugio ideal para las culebras.
Se volvieron a capturar nuevos individuos y se les insertó un radio emisor que se encargaría de proporcionarnos la pista que seguiríamos durante meses. Todo esto no hubiese sido posible sin la colaboración y buena disposición por parte del servicio veterinario del Centro de Recuperación de Fauna la Granja del Saler y a la Generalitat Valenciana.
No fue sencilla la búsqueda y localización diaria. En el proceso surgieron múltiples avatares. ¡Qué sorpresa cuando encontramos que una de ellas había tenido un percance con un águila que la había depredado! La naturaleza es en directo y muchas veces impredecible.
Tras más de dos años con variadas pruebas y escenarios, hemos logrado conocer un poco mejor el comportamiento de estos ofidios en su entorno natural y cómo mejorar la interacción con las torres eléctricas, disminuyendo favorablemente el número de incidentes.
Miles de Kilómetros de líneas demuestran que nuestra actividad tiene una interacción directa con el medio natural y es fundamental no ponerle trampas, tenemos que aprender a convivir con él y respetarlo. En definitiva, ser sostenibles.
Desde el departamento de Sostenibilidad de Iberdrola Distribución tratamos de armonizar esta relación y, además de nuestro esfuerzo diario por la lucha a favor del medio ambiente, hemos establecido un fuerte compromiso con la comunidad científica y la investigación, analizando problemas y oportunidades que nos surgen con la fauna y flora que nos acompañan en el desarrollo de nuestro trabajo. Una vez más, las alianzas dan fruto en favor del progreso.