El almacenamiento forma parte de nuestro decálogo de la energía del futuro, que ya es una realidad para Iberdrola
Eólica marina, terrestre, hidrógeno verde o las plantas híbridas son algunas de las tecnologías por las que apostamos para impulsar hoy la energía del futuro. Y en este decálogo no podían faltar los sistemas de almacenamiento, básicos para guardar la electricidad y usarla cuando más se necesite. Toda una revolución que mejorará la eficiencia del sistema.
Es una de las apuestas incluidas en nuestro plan histórico de 75.000 millones de euros de inversión hasta 2025, basado en la innovación, la economía verde y la última tecnología para tener un planeta más sostenible con el que ganamos todos. Y las grandes baterías son un paso más para avanzar hacia una electricidad limpia más eficiente e innovadora.
De hecho, el 90% de este volumen de inversión irá dirigido a consolidar nuestro modelo de negocio, basado en más energías renovables, más redes, más almacenamiento y más soluciones inteligentes para los clientes.
La energía eléctrica puede ser fácilmente generada, transportada y transformada. Sin embargo, hasta ahora no se había logrado almacenarla de forma práctica, fácil y barata. Esto implica que debe generarse en todo momento de acuerdo con la demanda y, en consecuencia, las energías renovables requieren el apoyo de los sistemas de almacenamiento para integrarse.
En un mundo que se encuentra en plena transición de las energías fósiles a las fuentes renovables, como la energía eólica y la solar, una mejora del almacenamiento es vital para respaldar estas tecnologías, asegurando que los sistemas de red estén equilibrados y contribuyendo a aprovechar al máximo cada megavatio verde generado.
¿Y qué vamos a hacer en Iberdrola? En primer lugar, seguiremos apostando por el bombeo hidroeléctrico, donde tenemos operativas numerosas centrales y donde estamos construyendo una de las mayores pilas naturales del mundo: el proyecto Tâmega, en Portugal. El bombeo es el sistema de almacenamiento a gran escala más eficiente en funcionamiento, una tecnología que proporciona estabilidad al sistema eléctrico y puede generar cantidades significativas de energía limpia con tiempos de respuesta rápidos.
Otro es el uso de baterías en la red de distribución para probar nuevas tecnologías que permitan gestionar mejor el sistema eléctrico. ¿Y eso en qué consiste? En instalar grandes contenedores donde se guarda la energía para usarla en momento de necesidad. Por ejemplo, si hay una avería en la línea eléctrica tradicional que impide que llegue la luz a las casas. De este modo, evitamos el impacto paisajístico de construir nuevas redes, ya que este servicio de respaldo se da con baterías que, además, pueden cargarse con energía renovable. Y todo ello con procesos digitalizados.
Esto es también muy necesario porque el sistema eléctrico está cambiando y cada vez hay más pequeñas centrales para producir energía que están aisladas y deben integrarse en la red. Es el caso de las plantas fotovoltaicas o algunos parques eólicos, cuya energía podrá ser almacenada en un futuro cuando avancemos en el desarrollo de baterías.
El almacenamiento también es necesario para dar respaldo a la nueva capacidad renovable. Otra de sus aplicaciones en el ámbito comercial, ya que ofreceremos a nuestros millones de clientes en todo el mundo soluciones de almacenamiento de energía en el ámbito residencial.
Avanzar hacia un futuro mejor requiere de visión, compromiso e inversión. En Iberdrola estamos decididos a seguir innovando por un planeta más sostenible para que la vida de todos sea mejor.