Las fuertes nevadas que, como cada invierno hemos sufrido este mes de enero, no solo afectan a las carreteras, también dificultan las actividades que realizan nuestros compañeros que trabajan en los parques eólicos por todo el mundo. Sin ir más lejos, en Maranchón (Guadalajara) a menudo se enfrentan a temperaturas de… ¡¡16 grados bajo cero!!
Pero, ¿qué supone esto para los trabajadores del parque? Lo peor de todo, nos cuenta Sergio, no es el frío y la nieve –que también– sino el viento. Las rachas de viento a las que se enfrentan los compañeros de Marachón acentúan si cabe las extremas condiciones que suponen ya de por sí las bajas temperaturas. Por ejemplo, con una temperatura de 0º –que no es frío en Maranchón– y un viento de 12 metros/segundo, se puede alcanzar una sensación térmica superior a la de los días más fríos.
Un día de frío extremo y nieve en cualquiera de nuestros parques eólicos implica que no nos podamos acercar a ninguno de los molinos. La formación de bloques de hielo en las palas supone un grave peligro, y es que en cualquier momento, uno de estos pesados bloques puede salir despedido desde una altura de más de 80 metros a una velocidad vertiginosa.
Los esfuerzos que están realizando nuestros compañeros estos días de condiciones adversas son inimaginables. ORGULLOSOS de su labor imprescindible los 365 días del año, 24 horas al día, y del compromiso de toda la #GenteIberdrola que se sobrepone al frío, el viento y la nieve, para hacer llegar a nuestras casas la energía más limpia.