Gracias, Manuel Marín: una gran labor en la Fundación Iberdrola, toda una vida dedicada a los demás

La tristeza invade hoy el ánimo de todos al conocer el fallecimiento de Manuel Marín, presidente de la Fundación Iberdrola durante casi una década, y toda una vida dedicada a mejorar la vida de los demás en las instituciones más relevantes. Imposible olvidar su fundamental papel en las negociaciones para entrar en la Comunidad Europea, en los años 80, ni el respeto que se ganó de políticos de distinto signo al frente de la Comisión Europea o como presidente del Congreso de los Diputados.

Si hay algún adjetivo que le define quizás sea integrador. Con su talante, su voluntad y su capacidad de trabajo dejó muy alto el listón en Europa y en nuestro país. Todos los que le conocieron bien destacan su sentido institucional y su independencia, su capacidad de empatizar con los más débiles, además de un fino sentido del humor que hacía agradable la vida a su lado.

Hemos tenido la suerte de tenerle con nosotros al frente de la Fundación Iberdrola durante casi una década. En este tiempo, su impulso, su enorme visión social y su apuesta por hacer un mundo mejor se notó en todas las iniciativas desarrolladas. Las becas Iberdrola, las ayudas sociales, los programas de medio ambiente, el apoyo al arte y la cultura… nada habría sido posible sin el empuje de Manuel.

Un compañero que abandona la familia Iberdrola y que nos deja tristes por su falta, pero su legado dentro y fuera de nuestra empresa perdurará en el tiempo. Siempre tendrá nuestro agradecimiento eterno por la enorme labor desarrollada desde la Fundación al servicio de los ciudadanos. Que la tierra te sea leve, Manuel.