Una mezcla entre coraje, solidaridad e ilusión. Así nacieron las Damajuanas, una asociación de mujeres de Fuenteguinaldo, un pequeño municipio de la provincia de Salamanca con alrededor de 700 habitantes. Su propósito desde el comienzo fue doble: por un lado, poner el nombre de su pueblo en el mapa, contribuyendo con sus habilidades y experiencia a decorar el municipio durante las fechas más festivas; por otro, y sin duda el más desafiante, luchar contra la soledad de tantas personas que viven en los pueblos. Así, justo al finalizar el confinamiento crearon el proyecto unas pocas mujeres y comenzaron a realizar actividades muy modestas, tratando de animar al resto de personas del pueblo a volver a salir a la calle.
Su labor ha sido clave para que algunas mujeres salgan y recuperen la sonrisa, y lo que comenzó como una labor de servicio de unas pocas, terminó siendo una gran familia en la que todas se ayudan y animan entre sí, abarcando actividades nuevas y contribuyendo a que su pueblo se mantenga “vivo”, en un contexto de despoblación tan grande en las pequeñas localidades del país.
En apenas un año han llevado a cabo todo tipo de trabajos manuales: decoración navideña para las casas del pueblo; ganchillos, figuras y otros adornos para las calles; mercadillos en diciembre y agosto… todo ello con una motivación 100% altruista, utilizando materiales 100% reciclados y empleando los mínimos recursos. No obstante, el mayor de los retos se lo plantearon este último mes de septiembre. Viendo que en su pueblo no había árbol de navidad, decidieron crear uno desde cero, y como las Damajuanas nunca han querido coger el camino fácil, se propusieron crear un árbol de Navidad sostenible, fabricado con envases de leche y barnizados de tal manera que la lluvia no los deteriorase.
Al comienzo, este árbol parecía un proyecto más o menos asequible, pero a medida que fue adquiriendo magnitud, las Damajuanas entendieron rápidamente que estaban creando algo mucho más grande: cerca de 900 envases han terminado utilizando para su árbol, y lo más importante, movilizando a todo el pueblo para su recolecta e implicando a un grupo de mujeres que han visto en este árbol el mejor de los pasatiempos durante el invierno.
Una vez terminado el árbol, faltaba lo más importante: iluminarlo. Para ello, las Damajuanas se pusieron en contacto con Iberdrola a través de Facebook. Un intento que, según ellas, parecía “un brindis al sol”, pero que rápidamente fue atendido por Iberdrola al conocer la historia de la asociación y del popular árbol. Pocos días después, la brigada de i-DE (Grupo Iberdrola) de Ciudad Rodrigo, se acercó a colocar varios elementos de iluminación en un día muy especial para todos los guinaldeses, que recibieron este alumbrado al canto de villancicos, churros y chocolate.
Porque la Navidad se celebra en todos partes, y quien la hace brillar no es solo la luz, sino su gente. Felices Fiestas de parte de toda la familia Iberdrola.