El ahorro de energía no es una opción, es una necesidad en este tiempo que nos ha tocado vivir. Si siempre ha sido fundamental para cuidar el medio ambiente y mantener la factura bajo control, ahora es aún más importante por la situación de escasez que sufrimos en Europa. Y es que entre todos podemos contribuir a la eficiencia energética con pequeños gestos cotidianos, como los que resumimos en nuestro decálogo del verano:
1. Usar el aire acondicionado con moderación. 27 grados es la nueva recomendación del Gobierno (obligatoria para comercios, empresas o edificios públicos), con la que se pretende ahorrar energía ante el complicado panorama que afrontamos los europeos. Y es que un solo grado más de temperatura se traduce en un 7% de menor consumo. Otros consejos sencillos son mantener las puertas cerradas para evitar que el frío se escape, revisar los aparatos de climatización periódicamente, elegir los más eficientes en el momento de la compra, etc.
2. Electrodomésticos eficientes. La nevera + el lavavajillas + la lavadora suponen la mayor parte del consumo de una casa. Al renovarlos, es importante fijarse bien en la etiqueta. Merecerá la pena que sea superior a ‘A’, la categoría más eficiente y que, a la larga, resulta más económica.
3. Ojo con el frigorífico. De todos los electrodomésticos que tenemos, la nevera absorbe un 30,6% de todo el consumo eléctrico, ya que siempre está enchufada y trabajando las 24 horas, los siete días de la semana. Aunque su potencia no sea muy grande (usa 10 veces menos energía que un secador de pelo), siempre será la que se lleva la palma. Si sumamos el congelador, el gasto es mayor: tiene una cuota de consumo del 6,1%, igual al del lavavajillas (donde el 90% se debe al calentamiento del agua). Los expertos recomiendan limpiar y descongelar el frigorífico periódicamente para ahorrar energía. La capa de hielo interior hace que sea menos eficiente. Sobre todo, hay que tener las puertas abiertas el menor tiempo posible. Es en este momento cuando se producen las mayores pérdidas.
4. Cocinar con cabeza. ¿Sabías que las placas de inducción consumen un 20% menos de electricidad que las vitrocerámicas convencionales? También es importante que la base de cazuelas o sartenes se ajuste a la zona de cocción y usar ollas a presión, con las que se ahorra tiempo y luz. El horno, por su parte, representa el 8,3% del gasto energético de una casa. Este electrodoméstico es un gran consumidor de electricidad, debido a las altas temperaturas que alcanza en un periodo de tiempo breve. Recuerda que no es necesario precalentarlo para cocciones superiores a una hora y que, cada vez que se abre, pierde un mínimo de 20% de la energía acumulada. La opción económica es emplear un horno microondas en lugar del convencional, lo que supone un ahorro de hasta un 60%.
5. Lavar de forma sostenible. Podemos ahorrar tanto con el lavavajillas como con la lavadora siguiendo consejos muy sencillos. ¿Sabías que lavar los platos a mano con agua caliente consume un 40% más de energía que lavar con lavavajillas? Eso sí, aprovecha al máximo el espacio y ordena bien los platos y vasos cuando los coloques. Respecto a la lavadora, intenta usarla al máximo de su capacidad de carga y utiliza los programas de baja temperatura si la ropa no está muy sucia. Y siempre tiende la ropa con buen tiempo, dejando la secadora para días fríos y lluviosos, ya que consume el doble de energía que la lavadora.
6. Acabar con los fantasmas de la energía. Entre un 5% y un 11%, ese es el consumo innecesario que algunos de los electrodomésticos hacen incluso en stand by. Apagar todo lo que no se utiliza no supone ningún inconveniente y ayuda a ser más eficiente en casa. Una forma rápida de eliminar este gasto es conectando todos los equipos a una conexión múltiple o una regleta; así será más fácil apagarlos todos en un solo movimiento.
7. Luz sostenible e inteligente. La iluminación supone una quinta parte de nuestro consumo eléctrico total, por lo que las lámparas de bajo consumo y los LEDS son la mejor opción para reducir el gasto e impulsar el ahorro de kilovatios consumidos. Las bombillas led dan la misma cantidad de electricidad, pero consumiendo una décima parte y con una vida media de 25.000 horas (tres años de funcionamiento ininterrumpido), es decir, de 10 a 25 veces más larga que la de otros tipos de lámparas. Las bombillas inteligentes son el último avance, ya que se pueden controlar desde el móvil, tanto para apagarlas, encenderlas o regular su intensidad.
8. Climatización verde. Apostar por el autoconsumo y la aerotermia es fundamental para climatizar tu casa de forma eficiente y sostenible. Con placas solares en el tejado, puedes generar tu propia energía limpia a la vez que ahorras en la factura, mientras que la aerotermia consiste en bombas de calor que cubren la demanda tanto de calefacción para el invierno, refrigeración en verano y agua caliente todo el año. Y todo ello con un 70% de menores emisiones respecto a una caldera de gas y un ahorro energético de más del 50%. Además, no olvides consejos básicos, como usar la ventilación natural cuando sea posible para generar corrientes de aire fresco o cerrar puertas y ventanas cuando se haya para conservar la temperatura.
9. Mejorar el aislamiento térmico de tu casa. Ser eficiente energéticamente no solo depende del sistema de climatización. ¿Has pensado alguna vez si tu casa está bien aislada térmicamente del exterior? El 40% de la energía consumida se destina a calefacción y refrigeración. Con un buen aislamiento mejorarás el confort, reducirás las emisiones, bajará la factura y disminuyen los ruidos.
10. Ojo al consumo de agua caliente. Es muy importante regular el consumo de agua caliente, lo que puede hacerse de manera sencilla bajando unos grados la temperatura de la caldera o del termo eléctrico en verano. Y es que consumir menos agua también debe ser una prioridad, sobre todo en tiempos de sequía como los que vivimos. Nos cuesta cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes o nos enjabonamos, pero cambiar esas pequeñas costumbres diarias supone un gran ahorro energético.
Entre todos podemos hacerlo. Ahorrar energía es bueno para ti, para el planeta y para impulsar un mundo más solidario en tiempos difíciles.