¿Qué haríamos si desapareciesen los pueblos? No solo se difuminarían los recuerdos de nuestra infancia y muchas de nuestras memorias, también nos quedaríamos sin la agricultura, la ganadería, la energía y tantos servicios básicos que tienen en el mundo rural su centro neurálgico.
Durante los duros momentos vividos en la pandemia del COVID-19, se ha revalorizado más que nunca la vida en el pueblo y se ha visto que es fundamental para la actividad económica y la vida cotidiana de todo el país. Por primera vez, mucha gente ha mirado con cierta envidia a los habitantes de las áreas rurales, que han disfrutado de las ventajas de no estar confinados en las grandes ciudades.
Porque han sido claves durante el coronavirus y porque tienen más futuro que nunca, desde Iberdrola hemos querido homenajear a los imprescindibles del mundo rural en el encuentro ‘Construyendo futuro’ #PueblosQueBrillan, celebrado en Astudillo (Palencia). ¿El objetivo? Mostrar con evidencias su importancia y analizar las perspectivas a medio y largo plazo.
Para ello, son necesarios proyectos que frenen la despoblación y aporten valor a la sociedad, por lo que en Astudillo han estado presentes representantes del sector socio-sanitario, institucional, turístico, agroalimentario y energético, que han querido recordar, en primer lugar, a todas las víctimas del COVID-19 y mandar un abrazo a las familias.
La presidenta de la Diputación de Palencia, Ángeles Armisén, ha valorado la actuación de los pueblos y ciudades palentinas en estos tiempos difíciles, aplaudiendo la gran solidaridad vivida durante la pandemia. “Cuando se habla de la España despoblada, en realidad hay que hablar de una España llena, llena de cultura, de valores, de historia…”. “Los recursos que necesita la España urbana los tenemos en el mundo rural: la energía, el agua, el aire de calidad, los recursos alimentarios y de producción, etcétera”, ha añadido Ángeles.
Nuestro anfitrión, el alcalde de Astudillo, Luis Santos, ha reconocido que han vivido la situación “con mucha tristeza, pero con un cierto alivio respecto a las zonas urbanas. Se te caía el alma a los pies al ver las ciudades desiertas”. “Hemos estado muy preocupados por nuestra residencia, con 50 ancianos, con los que se ha hecho un trabajo excelente gracias al que no hemos tenido ninguna incidencia”, ha añadido.
Esta gran labor la ha explicado de primera mano Maura Arija, enfermera de la residencia de ancianos San José de Astudillo, representante de un colectivo que ha merecido el mayor de los aplausos en estos meses, máxime en pequeños pueblos, donde la vida de muchas personas ha estado en manos de todos aquellos profesionales que cuidan de nuestra salud. El testimonio de Maura es revelador: “Lo vivimos muy mal. Implantamos protocolos estrictos y no se podía ni entrar ni salir de la residencia. Las trabajadoras teníamos mucho miedo de poder contraer el virus y transmitírselo a algún residente. Ellos han sido muy valientes y nos han enseñado mucho”.
El sector agroalimentario ha sido otro de los pilares durante el confinamiento, tal y como ha explicado Alfonso Jiménez, consejero delegado de Cascajares, una empresa de alimentación innovadora y pionera que tiene su sede en Dueñas, otro pueblo de Palencia muy cercano a Astudillo. “Ha sido un desafío para el sector. Hemos tenido el reto de dar de comer a la población, que no ha sido nada fácil. Hay que felicitar a todas las personas que trabajan en la alimentación porque no ha faltado de nada”.
En opinión de Alfonso, “el futuro es muy comprometido, pero hay que dejar el pesimismo para tiempos mejores”. “La agroalimentación y Castilla y León tienen mucho que decir en esta gran crisis; a nivel global, en el mundo hay una oportunidad muy interesante y hay que mirar fuera, transformando nuestras empresas. Por ejemplo, debemos fabricar productos para consumir en casa. Desde Cascajares hemos dado la vuelta a la empresa y lo que no vendemos en la hostelería lo vendemos para consumir en los hogares”.
La fuerza de las renovables en los pueblos
Si hay algo que puede impulsar el futuro de los pueblos y la recuperación sostenible tras la crisis causada por la COVID-19, son las energías limpias. El responsable de Renovables de Iberdrola en Castilla y León, Fernando Martínez Riaza, lo ve claro: “La recuperación o es verde o no es. En Iberdrola estamos desde hace muchos años desarrollando las renovables en el mundo rural”. A su juicio, “la recuperación pasa por fomentar al máximo estas energías por sus beneficios medioambientales, económicos y sociales”.
“Es una industria motor de otras muchas que van detrás, como la ingeniería o la obra civil, y allá donde nos hemos instalado hemos traído mejores servicios al mundo rural. Por ejemplo, todos los oficiales de nuestros nueve parques eólicos cercanos a Astudillo son de la zona. Ese asentamiento de la población en el mundo rural es una de las consecuencias más importantes de las energías renovables”, ha concluido, señalando que la empresa promoverá en Castilla y León en los próximos años más de 1.800 megavatios en proyectos renovables -eólicos y fotovoltaicos-, para los que destinará inversiones de más de 1.300 millones de euros. Este volumen de recursos dinamizará el tejido industrial y generará empleo para 18.000 personas .
Fernando también ha querido recordar lo vivido durante el confinamiento: “Ha habido que compaginar la seguridad de los trabajadores con la necesaria actividad de un servicio esencial como la electricidad. Estar encerrados en casa sin luz hubiese sido un auténtico desastre y ahí tengo que aplaudir a mis compañeros de redes eléctricas, atención al cliente o de las centrales de generación, como los oficiales de nuestros parques eólicos.
El turismo rural del futuro
El turismo, por supuesto, debe ser otro eje vertebrador del futuro rural. José Antonio Perrino, gerente del Monasterio de San Zoilo (Carrión de los Condes), en pleno Camino de Santiago, es optimista: “La riqueza cultural, artística o gastronómica está en el campo y en los pueblos”. “Hay que saber ofrecer a la gente nuestras ventajas frente a las ciudades y para eso deben conocer nuestro patrimonio”, ha expuesto.
Para el futuro, el alcalde de Astudillo ha pedido consenso, acuerdos y el compromiso de todos para salir adelante, en los pueblos y en el conjunto del país. Probablemente, ninguna iniciativa soluciona por sí sola la despoblación, pero en su opinión “se pueden tomar medidas para animar a que la gente se asiente en los pueblos y a eso ayudan mucho los proyectos de energías renovables; también hay que poner en valor el patrimonio, el arte, la naturaleza… y rentabilizarlo”.
Si algo ha puesto de manifiesto este encuentro es que los pueblos emergen como garantía de futuro, con numerosas iniciativas que impulsan su actividad y a su población. Nos jugamos mucho. No son solo los pueblos, es el porvenir de TODOS. El futuro también está en nuestros orígenes, en el aire limpio de un territorio fuente de vida, energía y alimentos.