El 75% de España será un desierto en menos de un siglo

Esta imagen de las dos Españas no es ninguna exageración. Aunque a día de hoy se trata de una proyección, el verde se podría convertir en desierto progresivamente, de noroeste a sureste, puesto que de Galicia a Almería las tierras son cada vez más secas. Un informe del Ministerio de Medio Ambiente de febrero de 2017 detalla que el 74% de la superficie española, es decir, 37’4 millones de hectáreas, son zonas en riesgo de desertificación.

Las películas futuristas que muestran las grandes ciudades inundadas por el aumento del nivel del mar favorecen que nos imaginemos navegando por La Rambla de Barcelona como si estuviéramos en Venecia o que pensemos en Galicia como un desierto a 50 grados. Y es que el cambio climático constituye una de las principales amenazas globales a las que debemos hacer frente en este siglo si no queremos que la imaginación le gane el pulso a la realidad.

Incluso considerando las previsiones más optimistas sobre las futuras emisiones de gases de efecto invernadero, los estudios científicos revelan que el cambio en el clima es ya inevitable. Los expertos de la ONU (del IPCC) concluyen que hay que limitar el calentamiento global a 1,5 ºC, barrera que se cree que se superará entre 2030 y 2052 si se continúa a este ritmo. Se prevé que en 2100 la temperatura suba entre 2 y 4’9 grados, según el estudio ‘Nature Climate Change’.

De ser así, los cultivos no podrán soportar olas de calor de tres meses, con temperaturas de hasta 50 grados. Desde 1975, la duración de las olas de calor ha ido en aumento en nuestro país. En 2015 sufrimos una de 26 días, una temporada infernal que hace insoportable pasear por las calles de cualquier ciudad, obligando a encerrarse en lugares con aire acondicionado o en piscinas y playas refugiado del sol. Datos alarmantes son los que publica un estudio de la revista ‘Science’, que desvelan que el Sáhara avanzará hacia el norte tomando un tercio de la superficie de España.

Es evidente la necesidad de agua, pero no vale de cualquier manera. Aunque los días de lluvia se han reducido, éstas cada vez son más torrenciales y catastróficas, lo que provoca inundaciones y también desertifica el suelo deteriorando su calidad.

Frenar el cambio climático es tarea de todos. En Iberdrola apostamos desde hace más de 20 años por las renovables y por un mundo menos contaminado, pero a nivel individual también debemos tomar medidas contra el calentamiento de nuestro planeta. ¡De ti y de todos depende que el mapa de nuestro país siga verde!