La llegada del verano anuncia la época de vacaciones, de sol y playa (o montaña en muchos casos), de los helados, las cenas al aire libre, de descanso, relax, desconexión… pero también las olas de calor y, con ellas, el uso -a veces, excesivo- del aire acondicionado en casas, centros comerciales o nuestro trabajo.
Ante el sofocante calor que sufrimos durante este periodo del año, el aire acondicionado de la oficina parece la panacea para aliviar el ardor estival. Para dejar de escuchar las típicas frases de verano en la oficina, como “se me congelan los pies” o “entre el horno de fuera y el frío que hace aquí dentro, al final me pongo malo” y obtener un confort térmico adecuado, es importante tener en cuenta algunas consideraciones.
La legislación, según el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE) establece la temperatura del aire acondicionado en oficinas en un mínimo de 26°C y una humedad relativa entre el 30 y 70 %. Pero son muchos los factores que nos tientan a bajar de esa temperatura. La concentración de equipos informáticos, de luces y focos, los materiales y colores empleados en el mobiliario de la oficina, la ventilación natural, las olas de calor o, incluso, nuestro propio metabolismo y el atuendo con el que acudimos a la oficina ponen a prueba nuestra tolerancia a las altas temperaturas.
Ante estas tentaciones, regula la temperatura entre los 24°C y 26°C, evita subirla o bajarla bruscamente, apaga el aire cuando ya no quede nadie y redúcelo en áreas poco necesarias o transitadas. Es recomendable programarlo para que se inicie un par de horas antes del comienzo de la jornada laboral y siempre hay que realizar las revisiones periódicas de las instalaciones de aire para su correcto funcionamiento y eficiencia. Otro punto importante para ahorrar energía en la oficina y así ayudar al planeta es adaptar la vestimenta a esta época del año. Así que…¡corbatas y americanas fuera!
El objetivo es siempre aumentar el confort, reducir la diferencia térmica y minimizar el riesgo de ponernos malos. Además, reduciremos la factura de la luz y contribuiremos a un consumo energético sostenible, ya que por cada grado de temperatura que bajemos se consume un 8% más de energía. Todo son ventajas para usar de manera eficiente el aire acondicionado. ¡No confundas la oficina con una cubitera!