Con la Revolución Industrial llegó el progreso, pero también una serie de problemas inherentes que a día de hoy seguimos arrastrando. El uso y abuso de combustibles fósiles por la industria o el transporte ha generado enormes emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nuestra atmósfera, perjudicando notablemente la salud de nuestro querido planeta azul.
A nadie le gusta estar resfriado o sufrir alergia ¿verdad? Si continuamos con estas emisiones, esa consecuencia sería una pequeña anécdota comparado con los riesgos que asumimos. Nos enfrentamos a un grave problema al que hay que poner freno si no queremos derretirnos cada verano o tener que recordar por documentales a especies animales que dejaron de existir por culpa del calentamiento global.
Para cuidar el planeta, uno de los retos es caminar hacia un transporte más sostenible, y el coche eléctrico emerge para quedarse con nosotros. Hay muchas razones de peso para apostar por esta alternativa ecológica.
¿Te has preguntado alguna vez cuánto dinero ahorrarías en combustible con un vehículo eléctrico? Te permite ahorrar hasta consumir 4 veces menos por un recorrido de 100 km en comparación con un vehículo diésel, por lo que tenemos una alternativa mucho más eficiente. Además, el vehículo eléctrico tiene un 90% menos de componentes mecánicos que uno convencional, por lo que el ahorro se nota también al reducir exponencialmente las visitas al taller.
La movilidad sostenible también mejora la calidad de vida de todos. Un 22% de la población española está expuesta a sonidos superiores a 65 decibelios, límite superior que establece la OMS. El coche eléctrico no emite sonido, por lo que contribuye enormemente a reducir la contaminación acústica en nuestras ciudades.
Se calcula que serían necesarios 14 millones de árboles para contrarrestar las emisiones de GEI producidas por el sector transporte. Si consideramos que el coche eléctrico no tiene emisiones de este tipo, se trata de la solución perfecta para el medio ambiente, sobre todo si la energía procede de fuentes renovables, como el viento, el sol o el agua.
De media, un vehículo eléctrico puro (BEV) tiene una autonomía de 200 km, lo que permite recorrer medias distancias, algo que mejorará a futuro. Además, se están haciendo grandes esfuerzos por parte de entidades públicas y privadas para dotar a las ciudades de las infraestructuras de carga necesarias para reabastecer al vehículo eléctrico, poniendo el foco en instalaciones privadas como garajes o empresas, puntos de recarga en la vía pública y grandes superficies y estaciones de servicio y carreteras.
No hay que olvidar que, si aún no tienes pensado cambiar tu coche, siempre puedes tomar otras opciones hacia un transporte más sostenible. Utilizar transporte público del tipo metro o cercanías también es smart mobility, aprovecha el carsharing si está disponible en tu ciudad o toma alternativas saludables para tu cuerpo como caminar o ir en bicicleta.
Y tú, ¿necesitas más razones para dejar los malos humos?