“No estudies ingeniería, es muy difícil y es una profesión de chicos”. Isabel, 18 años recién cumplidos y matrícula de honor en COU -el actual segundo de Bachillerato-, tuvo que aguantar cómo su tutor la desanimaba a seguir su vocación. Por suerte, no le hizo caso y se matriculó en la prestigiosa Escuela de Ingenieros de Bilbao (UPV), donde finalizó sus estudios como número uno de su promoción.
Hoy, Isabel Loureiro es la responsable de Planificación y Operación de la Región Norte en Iberdrola Distribución, un trabajo técnico apasionante desde donde se encarga de que las instalaciones eléctricas estén en perfectas condiciones, haciendo frente a incidencias, temporales y a los fuertes vientos que soplan en el norte durante enero y febrero. “Hay que apoyar a las niñas a que sean lo que ellas elijan, sin desincentivarlas para que estudien una carrera u otra, y esa labor debe empezar desde los colegios”, cuenta nuestra compañera.
Por eso existen proyectos como Inspira STEAM, impulsado por la Universidad de Deusto y en el que colaboran Iberdrola, Mujeres Tek y otras entidades y empresas. El objetivo es claro: abrir espacios a niñas y mujeres en ciencia y tecnología.
Demasiadas veces damos por hecho que se ha alcanzado la igualdad real, pero la brecha de género ha vuelto a aumentar en determinadas carreras universitarias. Ya se sabe: las chicas eligen estudios sociales y los chicos, técnicos. Para romper con este estereotipo, hay que conocer y visibilizar a las mujeres científicas y tecnólogas históricas y actuales.
Es hora de ponernos en marcha para profundizar en la igualdad. Por un mundo en el que nadie cuestione que las niñas pueden ser lo que ellas quieran.
