La sequía no da tregua. La mayor parte de los ríos españoles está ya en una situación desesperada y se acerca a un punto en el que habrá que tomar medidas drásticas. Las cuencas del Júcar, el Guadalquivir, el Segura, el Tajo, el Duero… se encuentran muy por debajo de su capacidad media y con tendencia descendente. ¿Cuánto durará la peor sequía de los últimos 20 años? Ni los expertos se ponen de acuerdo en el fin de esta pesadilla.
Este año ha llovido menos y los embalses están al 39% de su capacidad, el porcentaje más bajo desde 2006. Además de las restricciones al consumo que podrían ser inminentes en algunos lugares, la agricultura también se ha visto afectada por la menor cantidad de agua. Por si fuera poco, este año se ha generado un 52% menos de electricidad a través de las centrales hidroeléctricas, una fuente renovable que no contamina. El resultado: más emisiones de gases de efecto invernadero, porque la luz que todos necesitamos debe producirse con otras tecnologías, lo que impacta no solo en el medio ambiente, sino también en el precio de la electricidad.
La ONU ya ha avisado de que las sequías iban a ser más frecuentes y prolongadas por culpa del cambio climático. Y ahora lo estamos viendo. Aunque España siempre ha tenido periodos más secos, la contaminación y las emisiones de gases a la atmósfera están empeorando la situación y cambiando el clima en buena parte del mundo.
Más desertificación, pérdida de humedales, islas en riesgo de desaparecer por la subida del nivel del mar… Las consecuencias son nefastas. Podemos tomar medidas inmediatas para ahorrar agua, pero solo concienciándonos de la necesidad de luchar contra el cambio climático con medidas a largo plazo lograremos darle la vuelta a la situación. Hacen falta años y paciencia, pero lograr un mundo mejor debe ser tarea de todos.