Todos hemos escuchado o leído alguna vez consejos para ahorrar energía, pero no hay manera. ¿Quién no se ha dejado la tele en stand-by durante un puente, las luces encendidas a todas horas o las ventanas abiertas más de la cuenta en pleno invierno? La teoría es fácil… ¡Pasemos a la práctica!
Con pequeños gestos, podemos consumir la energía justa y necesaria para que nuestro día a día sea confortable sin hacer sufrir al bolsillo ni al medio ambiente. Subir las persianas durante el día y bajarlas en cuanto se pone el sol, mantener la caldera de la calefacción en buen estado, poner grifos eficientes y evitar que goteen, usar bombillas LED, limpiar las lámparas, pintar las habitaciones de colores claros… Los electrodomésticos, siempre de clase A. Y también ayuda poner la lavadora y el lavavajillas a plena carga, elegir el microondas frente al horno, utilizar ollas a presión o enfriar siempre la comida antes de meterla en el frigorífico.
Ahorrar energía es imprescindible. Los recursos del planeta son limitados y cada vez están más amenazados por fenómenos derivados del cambio climático, como la sequía, el excesivo calor en verano o la alta contaminación en nuestras ciudades. En el Día Mundial del Ahorro de Energía, los pequeños detalles cuentan.
¡Por un mundo más verde (y el ahorro en la factura)!