Si miras al cielo o a la tierra, ya serás consciente de que tenemos un problema grave con el clima: este otoño e invierno apenas ha llovido ni soplado el viento. La sequía empieza a ser preocupante para la agricultura, la ganadería y las reservas de agua. Además, la falta de lluvia dispara la contaminación en las ciudades, que daña a nuestra salud de forma continua y silenciosa.
Por si fuera poco, que no llueva ni sople el viento también es un problema para generar electricidad de manera limpia y eficiente con hidroeléctricas y parques eólicos. El agua y el viento son nuestros grandes aliados para llevarte la luz y lo malo es que, si nos fallan estas fuentes de energía, hay que buscar el apoyo de otras, aunque sean más caras y menos sostenibles.
Todos necesitamos que en lo que queda de invierno y en primavera haya muchas borrascas, las que nos traen lluvia y viento, y podremos aprovecharlas y, de paso, ayudar a frenar el cambio climático.
¡¡¡We renovables!!!