Explotación de presas: personas que cuidan de ‘gigantes’

R_e6TkO1M9r2zsBqfnir6cBsKh_qRHemVwzxHHvM4kY,oy88yqja8Y2nhX2ShtlRDQMUHzDNp_hEjOBzD1bhLGs (2)

* Autora: Noemí Valiente Sánchez *

En Explotación de presas cada dato es importante, cada idea es importante, cada persona lo es. Me llamo Noemí y soy responsable de la auscultación de las presas de la cuenca Tajo. Todos los días, al menos una vez, reparo en la suerte de pertenecer a este equipo, donde prima el buen compañerismo y la ilusión por un trabajo minucioso. De este modo, es más fácil enfrentarse a la enorme responsabilidad que supone la inspección y vigilancia de tales estructuras.

En la cuenca Tajo contamos con siete grandes presas, siete “gigantes”, que almacenan agua para ser turbinada en sus centrales hidráulicas. Cinco presas se encuentran en el río Tajo, una en el río Tiétar y una más en el Alagón.

DX4Q3DZf3WlPs99y3iyIfDBaY0bMWMqwdh-Rp-Tmi4A

La presa de José María de Oriol, situada en el río Tajo, tan solo unos metros aguas arriba del milenario puente de Alcántara, almacena un volumen de embalse de 3.162 hm³ en sus 130 metros de altura. Muchos turistas acuden a visitar el puente, pero terminan haciendo más fotos a la presa. Tal vez sea la pasión por mi trabajo la que me mueva a pensar que una presa es la estructura más bonita que puede diseñarse en Ingeniería Civil; y que me perdone el puente.

Las presas están sometidas a un gran empuje, por el agua embalsada, y a fuertes cambios térmicos. Por ello, necesitan una vigilancia y atención rigurosas. Nuestros equipos realizan rondas de inspección en las siete presas del Tajo. Manuel y Juan Pedro, equipados con modernos tablet, toman datos de la instrumentación instalada. Se trata de sensores y equipos que alcanzan precisiones de centésima de milímetro. Roberto, Mateo y Charo hacen mediciones con equipos topográficos de alta precisión. Y es que las presas se mueven, en horizontal, en vertical; y hay que controlar, entre otras cosas, estos movimientos. 

Pero es que además, y para que la vigilancia esté cubierta los 365 días del año, las 24 horas del día, desde la oficina y a un par de clicks de ratón, pueden conocerse datos de cientos de sensores automatizados gracias a nuestra aplicación, llamada AGIL y hecha a medida para el departamento de Explotación de Presas.

Unos días desde la oficina y otros desde las propias presas, se revisan los datos y el estado de la estructura. Después elaboramos informes de análisis exigidos por normativa, que se entregan en la Confederación Hidrográfica. Si se ve alguna anomalía, tan sólo un dato que no esté entre los valores habituales, todo el equipo se pone en marcha y se acometen los estudios de detalle o la actuación que sea necesaria para asegurar el buen estado de nuestros siete “gigantes”.

En muchas ocasiones, para encontrar explicación a alguna singularidad de comportamiento, tenemos que bucear en la información de la construcción. Son fotos, planos y proyectos que nos hacen tomar conciencia del ingenio y la capacidad técnica de los compañeros que participaron en su diseño y también del enorme trabajo que supuso su construcción en épocas donde no existían tantos medios. Hay algo majestuoso en una presa; cualquiera puede sentirlo sólo al mirarla, pero la sensación es aún mayor cuanto más se conocen.

Grandes presas: son las definidas por la normativa vigente como las que miden más de 15 metros de altura o aquellas cuya altura esté entre 10 y 15 metros y tengan una longitud de coronación mayor de 500 metros, una capacidad de embalse de más de 1 hm³ o más de 2000 m³/s de capacidad de desagüe.

Autora: Noemí Valiente Sánchez
Bio: soy graduada en Ingeniería Civil por la Universidad de Salamanca. Ocupo el puesto de responsable de Inspección y medidas de Auscultación en la cuenca Tajo en el Departamento de Explotación de Presas de la Dirección de Generación Hidráulica de Iberdrola.