* Autor: Gonzalo Sáenz de Miera *
Dicen que el movimiento se demuestra andando. Iberdrola, hoy líder eólico mundial, lleva caminando más de 100 años por la senda de las energías limpias y sostenibles. Desde principios del siglo pasado, cuando la compañía se convirtió en pionera del desarrollo hidroeléctrico español, hasta hoy, cuando el 72% de toda su capacidad instalada y el 83% de su producción en nuestro país está libre de emisiones.
Más de 200 parques eólicos en España y 330 en todo el mundo. 2.500 personas trabajando exclusivamente en esta área a escala global, de las que 800 se encuentran en nuestro país. 25.000 millones de euros destinados al desarrollo de renovables económicamente sostenibles, la mayor apuesta de una empresa por las energías limpias en toda la historia. Estos son los datos de Iberdrola, contrastados y públicos.
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Quiero recordar también que más de la mitad de la producción de Iberdrola en España durante el primer trimestre de este año fue hidroeléctrica y eólica, proporción que seguirá aumentando en los próximos ejercicios, ya que nuestros planes pasan por poner en marcha nuevos parques y centrales hidroeléctricas y por cerrar instalaciones térmicas. De hecho, ya no tenemos ninguna planta de fuel-oil operativa en España y contamos con los permisos para cerrar otras tres térmicas.
En esta línea, Iberdrola ha puesto en marcha nuevas centrales hidroeléctricas, como Santo Estevo II, inaugurada en Galicia la semana pasada, así como parques eólicos en todo el mundo, mientras que este año comenzará a funcionar la planta hidroeléctrica de La Muela II (Valencia). Por concretar: solo en 2012, se han instalado 130 MW eólicos adicionales en España y 400 MW a nivel global. Además, 15.000 empresas han colaborado con Iberdrola en proyectos, siendo tractor de la economía local en muchas zonas del país, especialmente en el mundo rural.
Y este apoyo a las renovables se ha hecho en muchos casos yendo contra corriente y recibiendo muchas críticas, como constatamos, por ejemplo, al apostar por el fuerte desarrollo eólico en España hace una década. Esta posición de liderazgo “rompedor” no sólo se ha reconocido en España, sino incluso a nivel mundial entre las grandes empresas energéticas, lo que ha servido para convertir a Iberdrola en referente en la defensa de la energía sostenible.
No se puede confundir la crítica a sistemas retributivos que generan burbujas especulativas y que van contra el consumidor y, de hecho, contra las propias renovables por la incertidumbre y mala imagen que hacia ellas generan dichas burbujas, con la defensa generalizada que desde Iberdrola hemos hecho, hacemos, y seguiremos haciendo de las tecnologías renovables económicamente sostenibles y de la defensa del medio ambiente.
No hay que olvidar, además, que uno de los pilares del crecimiento futuro se basa en la energía offshore, ámbito en el que Iberdrola se convertirá en la primera empresa española en poner en marcha un parque eólico marino, el de West of Duddon Sands, en Reino Unido. A todos estos grandes proyectos se suma el impulso a la I+D+i, donde solo en 2012 destinamos 145 millones de euros a desarrollar tecnologías eficientes y sostenibles.
Podría dar muchas más cifras para sustentar nuestro compromiso con la sostenibilidad, muy superior al de nuestros competidores en todo el mundo. De hecho, la compañía tiene una intensidad de emisiones un 30% menor que la media del sector europeo, lo que le ha convertido en la única eléctrica del mundo en estar presente desde su primera edición en el índice mundial más importante, el Dow Jones Sustainability Index.
En este contexto, y como no podía ser de otro modo, somos una empresa comprometida contra el cambio climático, para lo que desarrollamos acciones concretas: nos hemos sumado al Pacto por la Biodiversidad, tenemos un Sistema de Gestión Ambiental Integrado que permite reducir los riesgos ambientales, contamos con varias políticas medioambientales y hemos logrado numerosos reconocimientos en este ámbito.
Pero sabemos que no debemos quedarnos aquí. Por ello, nos hemos comprometido en firme a conseguir que en 2020 las emisiones por kilovatio hora sean un 30% inferiores a las de 2007 y un 20% menores a las del sector europeo.
En paralelo, Iberdrola siempre ha defendido que las energías renovables se incorporasen al sistema paulatinamente, a medida que vayan alcanzando un grado de madurez que las haga económicamente sostenibles.
No cabe duda de que tenemos que seguir avanzando hacia un modelo energético más sostenible, con menores emisiones contaminantes y más tecnologías limpias, pero teniendo también presente la eficiencia económica. Estad seguros de que Iberdrola seguirá ese camino, igual que ha hecho durante sus más de cien años de historia.