* Autor: Fernando Perán Montero *
La culminación del proyecto de Santo Estevo II (Ourense) es ya una realidad. En febrero de 2013 finalizó el proceso de puesta en marcha esta central hidroeléctrica, construida en un tiempo récord desde que en septiembre de 2008 comenzasen las obras, y la semana pasada asistimos a su inauguración.
La construcción de Santo Estevo II, situada en la parte final del río Sil, siete kilómetros antes de su desembocadura en el río Miño, se encuadra en la tradicional apuesta de Iberdrola por las centrales hidroeléctricas. Cabe destacar que esta tecnología requiere siempre una importante inversión inicial, que sólo suelen llevar a cabo empresas con un compromiso muy a largo plazo con los países en los que operan.
Desde el punto de vista operativo, la electricidad de origen hidráulico es una energía renovable, limpia y sin emisiones. Adicionalmente, aporta una potencia muy flexible al sistema eléctrico, lo que permite la optimización del uso de fuentes de energía renovable no gestionables, como la eólica.
La construcción de esta central de 176,9 MW de potencia, se ha realizado de acuerdo con los más exigentes criterios medioambientales, lo que ha llevado a un diseño en caverna, que minimiza su impacto visual y sobre el ecosistema en un entorno privilegiado como son los cañones del río Sil. Este criterio también se ha aplicado al diseño del equipo electromecánico de la planta, en el que siempre se han utilizado los últimos avances técnicos para la conservación de la biodiversidad de la zona, como los intercambiadores de calor de doble capa o detectores de aceite en agua en los circuitos de refrigeración y achique.
En el caso de Santo Estevo II, la Dirección de Iberdrola planteó la necesidad de aportar su experiencia centenaria en la explotación de centrales hidroeléctricas mediante la formación de un equipo de Ingeniería Electromecánica de Explotación, que se ha integrado en el equipo de proyecto para la definición de los criterios de diseño de la planta. Como responsable de este equipo, ha sido un orgullo coordinar el trabajo de los profesionales de nuestras cuencas, así como del Servicio Técnico Hidráulico y de otras organizaciones relacionadas con la explotación, con objeto de participar en la definición de los criterios de ingeniería con un objetivo claro: diseñar y construir unas centrales en las que se consiga un funcionamiento optimizado de cara a la explotación.
La experiencia ha sido muy positiva, ya que entre todos hemos conseguido enriquecer los criterios de diseño con nuestra experiencia cotidiana en centrales hidroeléctricas. El resultado ha sido la construcción de una instalación muy adaptada a las necesidades reales de su explotación, lo que redundará en unos menores costes de operación y mantenimiento.
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En este momento, me doy cuenta de que todo el proyecto ha sido una experiencia muy enriquecedora que me ha permitido aprender los métodos de trabajo de empresas líderes en el sector en el desarrollo de proyectos tan complejos como éste. Como culminación del trabajo de estos cuatro años, la puesta en servicio de la central ha constituido una experiencia formativa única, que, personalmente, es una de las mayores satisfacciones que un trabajo puede darte.
Han pasado cuatro años desde que empezaron los trabajos y al equipo de proyecto nos parece increíble lo rápido que ha sucedido todo. Ha sido un tiempo de trabajo muy intenso, que nos ha ido enriqueciendo como grupo, hasta crear unas relaciones de verdadera amistad en muchos de los casos.
La mayor satisfacción que tenemos es pensar que esta obra está diseñada para perdurar en el tiempo mucho más allá que todos los que hemos trabajado en ella. Conforme avanzaban los trabajos, he comprendido las dificultades que afrontaron los ingenieros que diseñaron los primeros aprovechamientos de Iberdrola y ha ido creciendo mi admiración por ellos y por esas centrales, que más de cincuenta años después siguen funcionando como el primer día.