* Autor: Jaime Riesco Canela *
Me llamo Jaime Riesco y tengo la suerte de tener un espacio de trabajo gigante. Mi oficina mide, concretamente, 7.982 kilómetros cuadrados, que es la superficie de la cuenca del río Sil gestionada por Iberdrola Generación, de cuyo mantenimiento soy responsable. Los 228 kilómetros de longitud del río y los 100 metros cúbicos de su caudal medio son parte de mis preocupaciones diarias.
Desde el límite de Castilla y León con Galicia hasta su desembocadura en el Miño, Iberdrola, en la cuenca del río Sil, dispone de 19 centrales hidroeléctricas y 38 grupos, con una potencia total de 1.300 MW.
Al contrario de lo que sucede en otras cuencas hidrográficas con embalses de gran capacidad, los del río Sil son relativamente pequeños. En momentos de alta pluviosidad, es inevitable que el agua que fluye por el río sea superior a la capacidad de los generadores, y esto obliga a realizar vertidos por los aliviaderos de las presas. Esta circunstancia se da habitualmente durante los meses de invierno.
La climatología no entiende de horarios ni festivos, por lo que tenemos que estar permanentemente alerta y preparados porque, de un momento a otro, puede ser necesario movilizar a todos nuestros equipos para maniobrar los aliviaderos de las presas y gestionar la avenida. Si no se llevara a cabo esta tarea, la seguridad de las personas, el medio ambiente y las instalaciones se vería afectada.
Como responsable de mantenimiento, tengo que planificar los trabajos de los diferentes generadores, minimizando las indisponibilidades y maximizando la puesta en valor de los activos. Además de ser una cuenca caracterizada por rápidas crecidas, el Sistema Sil es complejo debido a la multitud de canales que desvían agua entre presas, tuberías conectadas que entran y salen de distintos generadores y bombeos de agua encadenados. La planificación del mantenimiento de la cuenca conlleva tener en cuenta multitud de condicionantes que la convierten en un Sudoku gigante.
Otra labor básica de mi trabajo es el seguimiento in situ de la ejecución de los trabajos de mantenimiento, realizando visitas a las diferentes instalaciones y conociendo de primera mano la evolución de los trabajos, así como las posibles desviaciones sobre el plan.
Afortunadamente, dispongo de un excelente equipo formado por 94 profesionales liderados por cinco jefes de Centro de Producción con una gran experiencia y conocimiento. El factor humano es determinante y por eso tratamos de fomentar la mejora continua del equipo, combinando experiencia con juventud y, sobre todo, polivalencia y motivación.
Al empezar mi día a día compruebo si por la noche han ocurrido incidencias en las instalaciones y reviso detenidamente la información que envía el Centro de Operación de Cuenca (COC), que supervisa todas las centrales del Sil mediante un sistema informático de control remoto, así como las actuaciones que ha tenido que realizar nuestro personal de retén.
En el río Sil, Iberdrola está construyendo las centrales de San Esteban II y San Pedro II, en las que colaboramos activamente en su diseño y construcción, aportando la experiencia de años de operación y mantenimiento de la cuenca. El objetivo es que las nuevas plantas incorporen en su diseño ventajas competitivas que faciliten la operación y el mantenimiento y reduzcan los periodos de indisponibilidad.
Me enorgullece el compromiso que en Iberdrola y en la cuenca del Sil tenemos con la prevención de riesgos laborales y con la protección del medio ambiente. Éste último se ve plasmado en medidas muy concretas, como la utilización de materiales autolubricados, las eliminaciones de aceite, las sustituciones de aceites minerales por biodegradables, las insonorizaciones o la sensibilización del personal sobre el cuidado del medio ambiente.
