Nunca olvidaremos nuestra experiencia en el programa Hello-Hola. Esta iniciativa internacional para los empleados de Iberdrola dio la oportunidad tanto a nuestra hija Meg como al resto de la familia de conocer una nueva cultura.
Era la primera vez que Meg salía de nuestra casa en Nueva York y estábamos muy nerviosos por cómo se adaptaría. Todo fue estupendo: la familia que la acogió en España la trató como a una más y se sintió totalmente integrada, incluso le prepararon una celebración especial para el 4 de julio. Ahora, nuestra hija les considera su familia española y su nueva amiga Ainhoa es como una hermana.
Durante su estancia en España, pudimos hablar con Meg por Skype todos los días y nos contaba los detalles y las actividades que hacia. Estaba ocupada a diario con planes como un tour por Valencia, un día en un parque acuático, otro en un parque temático, una visita a la catedral, jornadas de playa… También conoció el Aquarium e incluso hizo rafting. Además, Meg tuvo la oportunidad de conocer Barcelona y Madrid, donde hizo nuevos amigos tanto de España como de Reino Unido.
Después de dos semanas, nuestra hija volvió a casa con su nueva hermana española. Ainhoa estuvo un poco nerviosa al principio, pero rápidamente se integró en nuestra familia. Además de ella, había otras dos chicas españolas en Nueva York dentro del programa Hello-Hola y pudieron visitar Thousand Islands, las cataratas del Niágara, Filadelfia o el parque Comelback. Nosotros también preparamos diferentes actividades, como la visita al zoo, la playa, el Museo del Vidrio de Corning y un partido de béisbol.
El mes de julio fue ajetreado y no nos dimos cuenta de lo rápido que pasó. El último día lloramos mucho en el aeropuerto despidiendo a Ainhoa. Después de cuatro semanas juntas las chicas habían formado un fuerte vínculo que estamos seguros va a durar mucho tiempo. Todos estaban felices de regresar a casa, pero a la vez se sentían tristes por tener que irse.
Tengo que decir que Hello-Hola ha sido una oportunidad fantástica y nos sentimos muy afortunados de haber formado parte de ella. Nuestra hija Meg ha hecho nuevos amigos de los que tendrá grandes recuerdos para toda la vida. Ahora, sentimos que también tenemos una familia en España.
El programa está bien organizado. Varios monitores bilingües acompañaban a los niños todo el tiempo, lo que nos dio mucha tranquilidad. Nosotros, en concreto, conocimos a uno de ellos, Javier en Nueva York. Fue excepcional con todos y se involucró tanto con los niños como con las familias.