* Autora: Berenice Rosales Navarro *
Saber qué hacer y cómo actuar en un caso de emergencia puede ayudarnos en muchos momentos de nuestra vida. En el trabajo o en el hogar pueden ocurrir accidentes y es importante saber reaccionar ante ellos. Por esta razón, me gustaría compartir mi experiencia dentro de Iberdrola.
En el departamento en el que trabajo me han dado formación para socorrer a algún compañero en caso de sismos, incendios, evacuación de inmuebles y primeros auxilios. Es lo que aquí llamamos brigadista, cuya responsabilidad es que todos los empleados de Iberdrola evacúen las oficinas cuando algo de este tipo ocurra.
Un punto fundamental que he aprendido es conservar la calma para actuar con serenidad y rapidez. Esto da confianza al lesionado o al grupo que se está liderando, lo que contribuye a la ejecución correcta y oportuna de las técnicas y procedimientos a seguir.
Es importante resaltar que, para evitar situaciones límite o de riesgo, lo mejor siempre es la prevención. Resulta fundamental contar con un grupo de profesionales bien capacitados y con unos planes de acción y ejecución bien definidos en las instalaciones que cubran las siguientes necesidades: tener bien establecidas las rutas de evacuación, seguir la señalización de zonas seguras, conocer las salidas de emergencia y que éstas se encuentren siempre despejadas, contar con un botiquín de primeros auxilios y conocer la ubicación y manejo de extintores.
Yo trabajo en el edificio corporativo de Iberdrola México y en mi experiencia como brigadista he tenido que entrar en acción en tres ocasiones. La primera vez fue el 4 de noviembre de 2008. Recuerdo bien la fecha porque fue el día en que murió en un accidente el entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, al caer su avioneta en una calle cercana a nuestra sede en México.
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Eran alrededor de las 18:45 horas y yo me encontraba aún en la oficina cuando de pronto sentimos que el edificio se balanceaba y que no había suministro de energía eléctrica. En ese momento, no sabía qué estaba ocurriendo y mi primera reacción fue analizar la situación, descartar que fuera un sismo y guardar la calma.
Inmediatamente vimos por las ventanas una gran explosión. Me aseguré de que mis compañeros estuvieran bien, nos replegamos en la zona de seguridad y procedimos a evacuar el edificio por las escaleras de emergencia contra incendios.
La segunda ocasión fue tres o cuatro días después del accidente de la avioneta, y la causa fue un intenso olor a gas en la calle, que provocó la movilización de cuerpos de emergencia como Protección Civil, Seguridad Pública y el heroico cuerpo de bomberos de la ciudad de México.
Mi labor, junto con mis compañeros brigadistas, fue mantener la calma entre los compañeros y coordinarnos con las autoridades correspondientes para la evacuación de la oficina, que había que hacer por temor a una explosión, que afortunadamente no sucedió. Las autoridades señalaron que todo había sido provocado por la fuga de un elemento químico llamado mercaptano, el cual se utiliza para dar olor al gas natural y así distinguir cuándo hay algún escape.
En la tercera ocasión tuve que brindar primeros auxilios a una compañera que sufrió un desmayo a causa de una descompensación. Afortunadamente, en pocos instantes después de practicar los primeros auxilios, mi compañera recuperó la consciencia.
Estas experiencias me han servido para valorar la importancia de esta gran labor y para reforzar mi capacidad de reacción ante las situaciones de emergencia que puedan llegar a presentarse. Espero que este post sirva para tomar conciencia de lo importante que es la prevención y reaccionar a tiempo, ya que cada segundo que pasa es de vida o muerte para alguien herido o en situación de peligro.
